Cliente 1:
El destruye marcas
La sala de juntas en el quinto piso de un edificio en construcción tenía un aire de comisaría: sillas con polvo, cables colgando, luz blanca de foco ahorrador
Una noche gris en Glasgow nos enseñó que una mala experiencia basta para querer irse. Con las marcas pasa igual: si no cuidas cada detalle, el usuario se va. En klok diseñamos para que se queden, disfruten y vuelvan. Nada de “meh”.
No hay duda: estamos viviendo el fin del diseño… como lo conocíamos.
Es un final dramático, como el que vivió BlackBerry con la llegada del iPhone o Blockbuster con el surgimiento de Netflix.
Ayer por la tarde recibí un correo que había estado esperando por meses. La empresa Open-AI, la cual desarrolla software de inteligencia artificial, me invitó oficialmente a "jugar" con la segunda versión de
Acá en klok desde finales del siglo pasado no ha faltado trabajo. Lo afirmo con orgullo, mucho agradecimiento, un poco de cinismo y mucha satisfacción.
A lo largo de estos años marcas llenas